CALAMBRES MUSCULARES EN DEPORTISTAS

El músculo esquelético es el tejido mayormente afectado en los deportistas. El problema clínico más común en ellos son los calambres: contracciones involuntarias dolorosas y espasmódicas del músculo esquelético. Sin embargo, la mayoría de los deportistas no presentan otras afecciones que se relacionen con estos.

Existen tres categorías de calambres: (a) parafisiológicos, en personas sanas en situaciones particulares; (b) idiopáticos, síntoma principal de una enfermedad poco conocida; y (c) sintomáticos, son manifestaciones de una enfermedad basal.


Se determina a los calambres musculares asociados con el ejercicio (CMAE) como la contracción dolorosa, espasmódica e involuntaria del músculo esquelético que ocurre durante el ejercicio o inmediatamente después. El factor central es la fatiga que causa la pérdida de control mediante un efecto excitatorio de los aferentes IA y II y un efecto inhibitorio en la actividad IB del órgano tendinoso de Golgi. Por lo tanto, el estiramiento pasivo calma de manera casi inmediata el calambre, reduce la actividad electromiográfica y aumenta la del órgano de Golgi.

En los maratonistas, se identificaron los siguientes factores de riesgo para sufrir CMAE: edad avanzada, índice de masa corporal elevado, escaso tiempo diario de estiramiento, historia familiar de calambres. Los hábitos inadecuados de estiramientos podrían aumentar el reflejo miotónico también se consideran la influencia del estrés en su patogenia. También se cree que el magnesio podría tener un papel importante.

Tratamiento en calambres agudos

Los calambres agudos en los deportistas suelen presentarse al final de la competencia intensa y prolongada. El estadio previo puede detenerse si cesa la actividad o se realizan estiramientos pasivos. Por lo general son calambres localizados que demuestran fuerte contractura muscular con fasciculaciones visibles.

Estos deportistas presentan signos vitales normales, la mayoría de los afectados no están deshidratados y no suelen requerir mayores estudios. El tratamiento consiste en estiramiento pasivo de los grupos musculares afectados, manteniendo el estiramiento hasta que ceda la fasciculación. No se recomienda el uso de fármacos. El deportista con calambres generalizados severos acompañados por confusión, semicoma u otros signos de compromiso del sistema nervioso central, debe ser tratado como en el caso de una emergencia médica.

Tratamiento en calambres recurrentes

Los calambres recurrentes son un motivo común de consulta en los deportistas y el desafío para el médico es establecer si se trata de CMAE o de otra enfermedad. Se realiza un completo examen clínico, neurológico y ortopédico que incluya un interrogatorio exhaustivo. Se investigará qué drogas utiliza el deportista y se solicitan estudios de laboratorio, una evaluación nutricional completa y se indican pautas de entrenamiento y controles periódicos.

Prevención

La prevención de los calambres agudos es la protección de la fatiga muscular prematura durante el ejercicio. Se debe realizar una rutina de estiramiento periódico y mantener una nutrición adecuada.

Asociación con enfermedad basal

Los médicos cuentan con el desafía de determinar si se trata de un calambre asociado con el ejercicio o de un calambre sintomático. Diversas afecciones del sistema nervioso central y del periférico se asocian con los calambres: enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, las neuropatías periféricas. Las radiculopatías son causa común de calambres nocturnos en las piernas.

También podría asociarse a miopatías metabólicas causadas por deficiencias en el metabolismo de la glucosa, deficiencias en la oxidación de los ácidos, disminución plasmática de magnesio puede contribuir a calambre por insuficiencia vascular. Los que tienen diabetes mellitus suelen padecer calambres durante el ejercicio y también nocturnos. La reducción del magnesio y del calcio ionizables en plasma produce calambres musculares intensos: tetania. Entre otros la hipopotasemia, deshidratación rápida causada por diuréticos, diarrea, vómitos o sudoración, hipocolesterolémicos, antihipertensivos, insulina y anticonceptivos orales, así como las altas dosis de alcohol.




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